Poesía fermentada

La representación del vino en las diferentes expresiones artísticas a lo largo de la historia es la propia representación de la historia de la civilización y de su cultura.
Es la literatura, quizás, la disciplina que más y mejor ha sabido representar lo poliédrico del vino, un mézclum heterogéneo que abarca desde la Biblia a Plinio el Viejo, de Omar Kayan a Baudelaire, de Lorca a Hernández, de Quevedo a Shakespeare.
“Si mil hijos tuviera, el primer principio humano que les enseñaría sería abjurar de toda bebida insípida y dedicarse al jerez.”
Falstaff.
La poesía se ha servido del vino para inspirar y dar cabida en unos pocos versos a emociones y pasiones que, propias o ajenas, conectan con lo íntimo. Con sus tangibles e intangibles, sus luces y sombras.
Versos y aforismos dedicados al vino que ya forman parte de nuestra memoria y que recordamos a continuación, en los versos de siete poetas eternos.
El alma del vino, de Charles Baudelaire (fragmento)
“Una noche, el alma del vino cantó en las botellas:
‘¡Hombre, hacia ti elevo, oh dilecto desheredado,
Desde mi prisión de vidrio y mis morados lacres,
Una canción colmada de luz y de fraternidad!’”
Oda al vino, de Pablo Neruda(fragmento)
“Vino color de día,
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra,
vino, liso
como una espada de oro,
suave
como un desordenado terciopelo,
vino encaracolado
y suspendido,
amoroso,
marino,
nunca has cabido en una copa,
en un canto, en un hombre,
coral, gregario eres,
y cuando menos, mutuo.”
Federico García Lorca
“Las vides son la lujuria
que se cuaja en el verano”
Miguel Hernández
“A lluvia de calor, techo de parras,
a reposo de pino,
actividad de avispas y cigarras
en el sarmiento fino,
cuerda de pompas y sostén de vino”
Francisco de Quevedo
“Dijo a la rana el mosquito
desde una tinaja:
Mejor es morir en el vino
que vivir en el agua”
El Soneto del vino, de Jorge Luis Borges
¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?
Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.
Rima LV, Gustavo Adolfo Béquer
Entre el discorde estruendo de la orgía
acarició mi oído,
como nota de música lejana,
el eco de un suspiro.
El eco de un suspiro que conozco,
formado de un aliento que he bebido,
perfume de una flor que oculta crece
en un claustro sombrío.
Mi adorada de un día, cariñosa,
¿En qué piensas? me dijo.
En nada... En nada, ¿y lloras?
Es que tengo alegre la tristeza y triste el vino.