La sorprendente vida de los vencejos

Ya están empezando a verse los primeros vencejos del año. Recién llegados del África tropical, donde tienen sus territorios de invernada, tras atravesar el desierto del Sáhara de una sola vez, estos pájaros aerodinámicos con forma de ballesta serán multitud en nuestras calles en apenas unas semanas, surcando los cielos de ciudades y pueblos con su característico reclamo y anunciándonos con su presencia que la primavera está por fin al llegar.

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Fotografía del vencejo común, volando en un cielo azul, imagen extraída de: SEO/Birdlife

El vencejo común, que acaba de ser elegido Ave del Año por la organización conservacionista SEO/Birdlife, es un ave urbana, resultando rara y escasa más allá de nuestras localidades. La razón está en su costumbre de establecer el nido en las rendijas de los edificios. Por lo demás, estos elegantes y bellos pájaros, que poseen un vuelo muy vigoroso y veloz, se pasan la vida en el aire: sobrevolando las avenidas tras los insectos alados de los que se alimentan o en acrobáticas persecuciones, mientras emiten sus estridentes chirridos.

Especie muy propia también de los viñedos que rodean a las pequeñas poblaciones rurales, a los vencejos les encanta desplegar sus acrobacias sobre las vides: capturando los insectos voladores que suelen formar nubes sobre ellas al atardecer o a primera hora de la mañana. Observar entonces su destreza y su dominio del vuelo es una auténtica maravilla.

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Imagen de un atardecer en el viñedo Mas La Plana, propiedad de Familia Torres

El vencejo es uno de los pájaros más aéreos del planeta. Sus largas y estrechas alas, perfectamente plumadas, le permiten dominar a la perfección el arte de volar. Viven el 95% de su tiempo colgados del cielo, sin aterrizar absolutamente para nada. Comen, beben, duermen, se enamoran y hasta se reproducen en el aire.

Esta especie tan solo pliega las alas y deja de batirlas unos días al año, a finales de abril o principios de mayo. Y lo hace para poner los huevos en su austero nido, ubicado en la grieta de un edificio, y mantenerse posado con el único propósito de incubarlos y alimentar después a sus pollos. El resto del tiempo lo pasan volando sin cesar: de ahí que para los amantes de las aves el vencejo sea “el pájaro del viento”.

PARECIDO PERO DIFERENTE A LAS GOLONDRINAS

Aunque en las guías de aves aparecen agrupados con las golondrinas y se suelen asociar a ellas, los vencejos muestran algunas características que las diferencian de ellas en género y en clasificación.

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La golondrina común (imagen de Ana Mínguez - @anacagur)

De hecho el nombre científico de los vencejos (Apus apus) hace referencia a una peculiaridad biológica que los hace muy singulares. Y es que son efectivamente ápodas, es decir: carecen de patas propiamente dichas. Por eso jamás veremos a un vencejo posado en un cable o en la rama de un árbol. De hecho, nunca veremos a un vencejo tranquilamente posado.

Si alguna vez encontramos uno de ellos en el suelo no será porque esté herido o se halle enfermo. En la mayoría de las ocasiones aparecen ahí porque se han colado por equivocación en un patio de luces del que no pueden salir (necesitan mucho espacio para remontar) o porque han colisionado contra un ventanal abierto (su peor enemigo).

Por todo ello, si recogemos a un vencejo al que vemos revolotear en el suelo sin poder despegar nunca habrá que meterlo en una jaula con pan y leche. Tan solo será necesario salir a la terraza o al balcón y volver a lanzarlo al aire como un avión de papel, apuntando hacia el cielo, bien alto, de manera que pueda reemprender el vuelo y regresar a su lugar en el mundo, que es el aire.

Para acabar, conviene recordar que el vencejo común es una especie protegida a escala estatal, al igual que sus nidos, pollos y huevos. Incluida en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial, también está protegida a escala internacional, por la Directiva de Aves y el convenio de Berna. Cualquier molestia causada a estas aves puede ser constitutiva de delito.