TODO RIOJA

La Rioja, el sur de Álava y parte de Navarra componen, geográficamente, el hogar de la DOCa Rioja. Un pedacito de cielo en la tierra atravesado de oeste a este por el río Ebro y siete de sus afluentes que dan forma a valles ideales para el cultivo de la vid.
Tierra de vides silvestres, primero; viticultura de herencia romana después y poso enológico de acento bordelés.
Historia de la DOCa Rioja
Los romanos asentados en el alto valle del Ebro propagaron y estimularon el cultivo de variedades viníferas con el fin de dar forma (de viñedos) a su expansión y por derivada, satisfacer su propio consumo. Así, las legiones romanas enseñaron a los pobladores las técnicas de vinificación que practicaban.
Ya en el medievo riojano, el cultivo de la vid aparece documentado como reflejan los cartularios de diversos monasterios como el de San Millán de la Cogolla y Valvanera. En aquellos días la producción ya era floreciente y la vinificación y el control de calidad quedaban garantizados por las ordenanzas municipales de Logroño. Una suerte de denominación de origen, por así decirlo. La DO Rioja se constituyó en 1925, pasando a DO Calificada en 1991.
Con la llegada de la filoxera a Francia a partir del 1867, el vino riojano, exportado al país galo, empezó a ser cotizado, amén de perfilar las características que hoy posee. En paralelo, distintos marquesados de la región introdujeron novedades en forma de cepas (cabernet y merlot) y barricas de roble nuevas, todo bajo la influencia del estilo bordelés. Del mismo modo, éstos, facilitaban los conocimientos a viñadores para hacer de las cepas autóctonas como la tempranillo, cada vez más protagonistas.
Zonas geográficas de la DOCa Rioja
En lo geográfico, la DOCa Rioja queda enmarcada en tres zonas, diferenciadas y perfiladas por el paso del Ebro. Río arriba se encuentra la Rioja Alta, donde se concentra un clima septentrional y tierras fértiles para la vid. La Rioja Alavesa es, posiblemente, la más interesante geográficamente hablando, por ser una franja de cota alta y de mayor inclinación, ubicada entre el río y la sierra de Cantabria, cadena montañosa paralela al Ebro que la protege de los fríos vientos del norte y templa la atmósfera. Y la Rioja Baja es más abierta, seca y propia de cultivos leñosos mediterráneos. (Por Haro, pasa la línea Winkler que separa la climatología septentrional de la mediterránea en este valle).

Paisaje de la Rioja Alavesa, dónde se divisan los vinos de la bodega La Carbonera (propiedad de Familia Torres).
Las variedades de la DOCa Rioja
Sin duda, es la tempranillo el buque insignia de la región. Una variedad que domina las mezclas, en compañía de cepas excelentes para el envejecimiento y la buena crianza: mazuelo (cariñena) y graciano. La garnacha, también está muy extendida, en especial en la Rioja Baja, donde regala tintos excelentes.

Racimo de uva de la variedad tempranillo, en la bodega La Carbonera, propiedad de Familia Torres.
En lo que a los vinos blancos se refiere, se busca la frescura y el aroma sacrificando las largas crianzas. En ellos, la viura (macabeu) y la malvasía roja suelen componer coupages de gran éxito.
Los vinos de la DOCa Rioja
Los tintos de la Rioja son finos, elegantes y aterciopelados, limpios y bien aireables en la decantación. La razón reside en la condición edafológica (ciencia que trata de la naturaleza y condiciones del suelo, en su relación con las plantas) y climática, que se aleja del extremismo de otras zonas, siendo modulada y moderada.
Vinos caracterizados por esa tanicidad tan delicada, ese color que va del rojo bermellón de los jóvenes, al rojo teja de los grandes reservas, pasando por el rojo rubí de los crianzas.
La tipificación de la DOCa Rioja
Cuatro tipos de elaboraciones comprenden la clasificación de los vinos DOCa Rioja:
- Crianza: vinos con un periodo mínimo de envejecimiento de 24 meses, de los que al menos 6, permanecen en barricas de roble con una capacidad máxima de 330 litros.
- Reserva: Aquí se requieren un mínimo de 36 meses, de los que, al menos 12, en madera de roble en barricas de una capacidad máxima de 330 litros. El resto del periodo, en botella.
- Gran Reserva: Esta clase de vinos necesitan de un mínimo de 60 meses, 18 en barrica de roble en barricas, también, de un máximo de 330 litros, permitiendo el resto de envejecimiento, realizarse en botella.
- Vino de municipio: hacen referencia a aquellos que son elaborados en el propio municipio y que proceden de viñedos muy próximos a la ubicación de éste, de forma que expresan la personalidad y el sabor diferenciado de un pueblo concreto. Estos vinos llevarán las letras VM en las precintas del Consejo Regulador, lo que al igual que en el caso anterior acredita su trazabilidad
Las Pisadas de Familia Torres
La Carbonera es el proyecto vitivinícola con el que la Familia Torres afianza su apuesta por la Rioja Alavesa, y más concretamente por Labastida, centrándose en el origen y la tipicidad para elaborar un vino único que interpretan el paisaje de esta histórica región.
Las Pisadas, el vino, es acreedor de una profunda carga de fruta; limpio, equilibrado y de buena concentración; amén de ser poseedor de un tanino elegante y un gran potencial de envejecimiento.
Las Pisadas, un vino tinto elaborado con la variedad tempranillo.
Con Las Pisadas como primera elaboración, La Carbonera, dispone su manto varietal en veinte hectáreas de viñedos de marcada identidad y está catalogada como Viñedo Singular.
Gestionado por el enólogo Julio Carreter, este proyecto marca una nueva etapa para los vinos riojanos que elabora Familia Torres desde 2006 y es el resultado del conocimiento adquirido a lo largo de estos años, identificando los diferentes terruños y las mejores parcelas para hacer de nuestros vinos, dignos continuadores del buen nombre de la región.

El vino tinto Las Pisadas, acompañando los platos del Jardí Restaurante El Celleret, propiedad de Familia Torres.