¿Sueñas con tener viñedo propio?

Un día para olvidar. Hoy te mereces un homenaje y sabes que te lo vas a dar. Abres esa botella reservada para una ocasión especial que parece no llegar nunca. Qué diablos, al fin y al cabo ¿no es el mero hecho de abrirla algo muy especial? Visto así…

Te relajas y dejas volar la imaginación mientras el primer sorbo de Mas la Plana 2001 te llena la boca y acaricia tu paladar. Pura seda. Por un instante te convences que ha llegado el momento. Huir. Dejar todo atrás, cambiar de vida, perderte entre hectáreas de cabernet sauvignon…

Suena bien, de hecho suena genial y a muchos nos ocurre con frecuencia, pero más vale que tengas en cuenta que el cuidado de la viña requiere un sacrificio enorme y grandes dosis de paciencia y realismo. Para que te hagas una idea, estos son

Los must de la gestión de un viñedo

¿Dónde plantar?

Bien. Te has liado la manta a la cabeza y has tomado la decisión, ahora debes encontrar el lugar ideal. Para ello debes tener en cuenta lo siguiente:

  • El Medio: Nos referimos a las condiciones del lugar: temperatura media anual, horas de sol, pluviometría, fertilidad y drenaje del suelo. Todos estos factores inciden de manera directa en la elección de la variedad, la densidad de plantación óptima y el sistema de empalizamiento y conducción de la vid apropiada.

  • Business is business: No olvides que debes conseguir rentabilidad. De modo que deja de lado el romanticismo y piensa práctico. ¿Cuán ambicioso es tu proyecto? ¿dispones de bodega propia? ¿y embotelladora? ¿Existen cerca del viñedo infraestructuras básicas? ¿Cuánta mano de obra necesitas? ¿y Maquinaria?

  • Variedad de uva: La variedad debe adaptarse al medio seleccionado. Y para ello debes conocerlas. Algunas maduran antes que otras, unas prefieren climas frescos, otras más cálidos. Por ejemplo, si has pensado en cultivar pinot noir en el jardín de tu casita en la Costa del Sol… deberías replanteártelo.

Plantación

Plantar un viñedo no es tan sencillo como pueda parecer. Se debe realizar con una visión a largo plazo, incluso debemos ser capaces de prever el ciclo de replantación futuro.

Es el momento de decidir el marco de plantación (la distancia entre plantas) y la densidad de plantación (el número de cepas por hectárea). Pero antes, tres cositas a tener en cuenta:

  • Para evitar disgustos innecesarios es importante adquirir las plantas en viveros. Las tienen certificadas libres de infecciones y además están pre injertadas.

  • Recién plantada, la vid es muy vulnerable. Para protegerlas de animales e insectos debes cubrirlas con fundas de plástico. Sí, una a una…

  • Paciencia: La primera producción de la vid suele ver la luz unos tres años después de ser plantada.

Cuestión de supervivencia

Como cualquier mortal, las plantas necesitan unos “básicos” para cubrir sus necesidades de crecimiento y producción de fruta:

Sol

Vital para realizar la fotosíntesis. Es decir, -(para los que catearon naturales)- convertir el agua y el CO2 en glucosa para crecer y madurar las uvas.

La fórmula es sencilla: Más luz solar = más azúcar.

Agua

El agua de lluvia es la principal fuente de irrigación de la vid. En caso de déficit hídrico existen tres métodos de riego:

· Riego por goteo: la técnica más avanzada (y cara) ya que cada planta tiene su propio gotero controlado por ordenador. No se desperdicia ni una gota.

· Riego por aspersión: Los aspersores resultan más baratos pero se desperdicia una gran cantidad de agua.

· Riego por inundación: Raro. Solo es posible en terrenos planos y cercanos a grandes masas de agua.

Por exceso o por defecto: Los problemas del agua

  • La escasez de agua puede detener la fotosíntesis, haciendo que las hojas se marchiten y la fruta no madure. Si esta situación se prolongara, la cepa podría morir.

  • Por el contrario, un exceso de agua traería consigo un crecimiento excesivo de la parte vegetativa, de manera que hojas y pámpanos se nutrirían de la glucosa que debería hacer madurar a la fruta.

  • Otro problema asociado a un exceso de irrigación afecta directamente a las uvas, que se inflarían de agua, diluyendo la cantidad de azúcar y por lo tanto, su calidad.

El Suelo

Resumiendo, este sería el suelo ideal: Pocos nutrientes y buen drenaje. Entre los nutrientes básicos, la vid necesita potasio, nitrógeno y fósforo.

La viña prefiere suelos pobres para dar lo mejor de sí, suelos con niveles de nutrientes bajos. De lo contrario la planta crecería con extremo vigor y con una canopia excesiva que generaría demasiada sombra a la uva.

La gestión del viñedo

Sin la intervención del ser humano las uvas alcanzarían un nivel de madurez insuficiente para elaborar vino.

Esto sucede porque las cepas utilizan sus recursos para crecer con vigor en lugar de madurar la fruta. Es necesario domar la vid para conseguir una maduración adecuada.

Para ello, son básicas las técnicas de:

Control de rendimiento, crecimiento y forma de la planta

Los siguientes conceptos deberían quedar grabados en piedra:

  • Densidad de plantación: el número de cepas plantadas por unidad de superficie. Una mayor densidad de plantación hará que las plantas se estresen más ya que tienen que competir por los nutrientes y el agua. Por el contrario, cuanto menos cepas, menos competencia y menos estrés, aunque este hecho no garantice siempre una mejor cosecha.

Cuando se disminuye en exceso la densidad de plantación aumenta el desarrollo y la producción de cada cepa, pudiendo afectar a la calidad de las cosechas.

  • Conducción y empalizamiento: Son sistemas que establecen la dirección de crecimiento de los brotes. Las cepas se posicionan siguiendo el sistema de empalizamiento establecido, es decir, la estructura de postes y alambres que vemos en los viñedos y que soportan los sarmientos de la cepa.

  • Poda: Consiste en limitar el tamaño de la vid y controlar su producción, eliminando sarmientos y hojas. El objetivo es determinar el número de yemas que más tarde brotarán y producirán la fruta.

  • La poda en verde (o de verano): Consiste en limitar el crecimiento de la canopia, eliminando hojas y pámpanos para dirigir la producción de glucosa hacia la fruta. De esta manera también conseguimos una mayor y beneficiosa exposición al sol.

Hemos visto solo una mínima parte y a trazo grueso lo que debe tenerse en consideración para plantar una viña. Una vez establecida, el viticultor también debe gestionar la supervisión del ciclo de poda, controlar y prevenir enfermedades de la planta, vendimiar…

De manera que cada paso, cada decisión, afectará a la cantidad y calidad de la producción de uva y por lo tanto, del vino. Mucho oficio. Mucha responsabilidad.

¿Qué esperabas? nadie dijo que fuera fácil!

Rafa Moreno

Editor de contenidos de Bodegas Torres