VINOS PARA UNA CALÇOTADA

Ideas de maridaje
Febrero y marzo abren la veda para una de las tradiciones gastronómicas más arraigadas en Catalunya. Un patrimonio cultural que trasciende lo culinario, haciendo de esta experiencia una ocasión para el encuentro con los nuestros. Una suerte de remanente atávico: fuego y alimento. Comunidad. Vida.
El crepitar de la brasa abraza a esta variedad de cebolla tan nuestra, así como las parrilladas de carne que la suelen acompañar. Sin embargo, esta alianza imbatible nos plantea retos en lo que al maridaje se refiere.

Calçots a la brasa con salsa romesco y una copa de vino tinto
- Y es que debemos recordar que los calçots son ricos en azufre lo que dificulta un maridaje estandarizado o de eficacia probada. Esta clase de alimentos, así como los espárragos verdes y las alcachofas suelen plantear dificultades de per se; y si a la ecuación le sumamos la salsa romesco, la dificultad “marital” aumenta.
- Si bien solemos asociar una calçotada con el vino tinto, debemos tener en cuenta que esta idea enlaza más con las diferentes carnes rojas y butifarras a la brasa que a los propios calçots. ¿Se trata entonces de una misión imposible? No.

Comida a base de carnes a la brasa, maridadas con copa de vino tinto.
En lo que a los vinos tintos se refiere debemos evitar aquellos tintos jóvenes, de marcada acidez y/o demasiado tánicos. Es preferible optar por vinos de cuerpo medio, de envejecimiento parcial. Respecto a las variedades más adecuadas podemos encontrar aliadas en las garnachas, tempranillos o merlots.
Recomendamos:
- Clos Ancestral Tinto. Su ensamblaje varietal (la ancestral moneu, garnacha y tempranillo) hacen de este vino del Penedès una apuesta ganadora. Su intensidad aromática vestida de fruta madura (confitura de frambuesa), ese fondo tostado y especiado, así como sus finos y elegantes taninos, hacen de Clos Ancestral un maridaje para con los calçots del todo armónico, orgánico. Natural.
- Asimismo, Celeste Crianza, nos regala la mejor tinto fino de la Ribera del Duero, para dar rienda suelta a un maridaje que acaricia de igual modo a los calçots y las diferentes carnes.
Si optamos por incluir vinos blancos en el banquete debemos procurar que éstos exhiban una estructura delgada, vinos de poco cuerpo y poca crianza. Aquí entran en juego la garnacha blanca, la xarel·lo y algunos ejemplos de chardonnay, el sempiterno comodín.

Copa de vino al aire libre, en el Jardín del Restaurante Mas Rabell (propiedad de Familia Torres).
Recomendamos:
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Clos Ancestral Blanco. Su binomio varietal (la ancestral y recuperada forcada y la xarel·lo) son el epítome de lo que un vino blanco del Penedès debe ser. Identidad 100%.
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Delicioso en nariz, con frescas notas florales y vegetales sobre un fondo frutal (cítricos, piña). En boca es vivo, alegre, limpio y sabroso. Un maridaje que nos interpela, una dialéctica para con la tierra. De nuevo, organicidad y armonía.
Y para los paladares más avezados y aventureros también podemos contar con vinos rosados con mucho cuerpo, concentrados; garnachas y trepats mediante, en lo varietal. Del mismo modo el cava; los vinos espumosos reserva, de burbuja fina y marcados por la evolución en botella pueden sorprender con su frescor que nos limpia el paladar entre bocado y bocado.
- En definitiva, estas son nuestras guías y recomendaciones, pero cabe tener en cuenta que en la subjetividad también se asienta la razón. Así, que os animamos a experimentar libremente, sin tapujos. Porque, al fin y al cabo, esta experiencia hedonista es la puerta de entrada a la conexión con los nuestros. Nuestra gente. Y aquí, no caben los experimentos.