Las rutas del vino como revulsivo turístico

“El Penedés no sólo es la ruta del vino y del cava más visitada, además cuenta con la primera wine route del Estado.”

El origen de la palabracarreteraviene del latíncarrus(carro de cuatro ruedas). Despejado para animales antiguamente, en la actualidad con el sufijo -era, el concepto representa el espacio por donde viajamos. La reminiscencia lingüística viene a cuento porque aplicada al mundo del vino lo hace más bucólico todavía.

El Penedés no sólo es la ruta del vino y del cava más visitada, sino que cuenta con la primerawine routedel Estado. La Carretera del Vinorecupera la antigua vía romana por donde transitaban los carros, no exentos de dificultades, con las ánforas y las barricas de vino para salir al mar, camino de la exportación.

Siglos después, sabores y aromas marcados por estilos de viticultura tan distintos como elaboradores hay, -pero coincidentes en el marco geográfico- reivindican su punto de unión: Un camino lleno de vestigios entre Sant Martí Sarroca y Sitges, donde se hace evidente que en el suelo del Penedès está impreso el ADN de elaborar vino desde hace miles de años, pero también y principalmente un paisaje vitivinícola que el tiempo ha ido moldeando desde los orígenes íberos, con la huella hipnótica del modernismo después y que ahora aglutina un espectro fascinante de matices en cada botella de vino y en cada plato con el que armonizan. 12 bodegas, 40 kilómetros y 7 municipios para comprender la singularidad de una ruta fácil de recorrer en vehículo y pronto en bicicleta y también a pie.

El enoturismo de los países productores de vino del viejo mundo se fundamenta en la historia, con el contrasentido que la práctica del turismo enológico se ha importado del nuevo mundo (EE.UU. y California principalmente) y que éste hace hincapié en el producto.

"Intrigante" es el adjetivo que algunos expertos usan para definir la práctica enoturística porque cada visita es sorprendente en función de la bodega y la zona. Sobre todo cuando no hay una carretera que nos trace tan claramente el camino y el sentido del vino.

Grecia, Croacia y Turquía son competidores turísticos del arco mediterráneo, países con una interesante oferta de vinos pero aún con propuestas enoturísticas débiles. Los estudios dicen que un 70% de los visitantes de una región de vinos se acercan a una bodega. Pero hay que ponerlo fácil. En Santorini, por ejemplo, el turismo de sol y playa es mayoritario pero la ruralidad de la isla favorece el descubrimiento inconsciente de la vid: aparecen partes de suelos de piedra volcánica y cepas rodeadas como cestas para protegerse del viento. A veces la intuición no es suficiente y el interés enoturístico despertaría seguramente con la reunión en una ruta de las 10 bodegas que vinifican las autóctonas Aidan, assyrtiko, mandil y el Vinsanto.

En Turquía - consumo de 1 litro por persona y año - la religión hace un mal servicio a los productores que tienen en la exportación la garantía de su viabilidad, aunque la legislación tampoco les favorece. En cuanto al enoturismo, están definidas la Tracia, Agean y Middle & East Anatolian Route pero hay que pensar en religar espacios geográficos más pequeños y con propuestas convincentes. Los recursos están.

En la Capadocia, el viaje en globo es igual de emocionante que la cata de las indígenas Öküzgözü, Narince y Emir de la bodega Kocabag con vinoteca de Uçhisar. Pero una flor no hace verano ni está todo hecho para que arqueólogos y botánicos reconozcan que la viña es originaria del Este de Anatolia como de Georgia y Armenia.

En Croacia, con más consumo de vino per cápita, la definición de carreteras dentro de las 4 grandes regiones de vino del país resta pendiente. A pesar de la riqueza en la producción y la diversidad de paisajes que abarcan desde los viñedos más cálidos de Istria y Dalmacia, hasta los de clima continental limítrofes con Eslovenia.

El sentido del enoturismo lo marcan los prescriptores; se necesitan circuitos que unan la tipicidad. El país de donde es originaria la zinfandel californiana y donde destacan proyectos como Bibich Winery -que no concibe el vino sin la restauración-, ha sido considerado por la prensa internacional la quinta mejor región del vino del mundo por detrás de Alentejo, Okanagan Valley, Maipo y Marlborough.

Pero si se trata de valorar rutas, La Carretera del Vino del Penedès tiene, por originalidad, sentido y contenido histórico, todos los números para situarse en eltop ten. Dicen -y la realidad se empeña en demostrárnoslo a menudo- que una gran hazaña empieza por un pequeño paso.

Ruth Troyano Puig

Periodista y Sommelier Profesional.

Master en Planificación y Gestión del Turismo Enológico