La importancia de preservar el suelo

Por Toni Ulled, beeletter.org
El suelo es la base de la vida en la Tierra. No solo sustenta la biodiversidad y la producción de alimentos, sino que también regula el ciclo del agua y del carbono, desempeñando un papel clave en el equilibrio ecológico y en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, este recurso vital enfrenta una creciente amenaza: la degradación y la desertificación.
La desertificación es un proceso que convierte tierras fértiles en terrenos áridos e improductivos, con graves consecuencias para la agricultura, la disponibilidad de agua y la estabilidad socioeconómica. La deforestación, la agricultura intensiva, la contaminación y el cambio climático están acelerando este fenómeno, poniendo en riesgo el sustento de millones de personas en todo el mundo.
En España, la situación es especialmente preocupante. Es el país de Europa con mayor riesgo de desertificación: más de 9 millones de hectáreas ya están catalogadas como zonas con un riesgo alto o muy alto, afectando principalmente al tercio sur y a los archipiélagos. Además, un tercio del territorio soporta erosiones graves o muy graves, con pérdidas de suelo superiores a lo "tolerable" en nueve comunidades autónomas. Cada año, se pierden millones de toneladas de suelo fértil, comprometiendo la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
La Organización de las Naciones Unidas advierte que un tercio de los suelos del mundo ya están degradados, y se pierden anualmente 24.000 millones de toneladas de suelo fértil debido a la erosión. Frente a esta realidad, la conservación del suelo no es solo una cuestión ambiental, sino una garantía para nuestro futuro. Para conocer mejor el suelo y saber que se está haciendo bien y mal, y que podemos hacer nosotros, te lo explico todo en 14 puntos:
¿Qué es el suelo?
El suelo es la base de la vida en la Tierra. Se compone de minerales, materia orgánica, agua, aire y organismos vivos que trabajan en equilibrio para sostener ecosistemas y cultivos. Aunque parezca inmutable, es un recurso frágil que tarda siglos en regenerarse.

Manos con tierra en el viñedo
Un recurso en peligro
La degradación del suelo avanza a un ritmo alarmante. La deforestación, la agricultura intensiva, la contaminación y el cambio climático están afectando su calidad, reduciendo su fertilidad y aumentando el riesgo de desertificación.
Cifras sobre la degradación del suelo
Según la ONU, un tercio de los suelos del mundo ya están degradados, y cada año se pierden alrededor de 24.000 millones de toneladas de suelo fértil debido a la erosión. En España, más del 20% del territorio sufre riesgo de desertificación, afectando gravemente a la biodiversidad y a la agricultura.
La salud del suelo y el medio ambiente
Un suelo sano es fundamental para la vida en el planeta. Su fertilidad garantiza la producción de alimentos, su biodiversidad sustenta el equilibrio ecológico y su capacidad de almacenar carbono ayuda a mitigar el cambio climático. Además, su estructura es clave para retener agua y prevenir la erosión.

Viñedo Mas La Plana, propiedad de Familia Torres, ubicado en Pacs del Penedès (Barcelona)
El impacto del suelo en el cambio climático
Los suelos almacenan grandes cantidades de carbono, ayudando a regular el clima. Cuando se degradan, liberan CO2 a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global. Protegerlos es esencial para frenar el cambio climático.
El suelo y el agua: una relación vital
El suelo actúa como un filtro natural que retiene el agua y la purifica. Cuando se compacta o pierde su cobertura vegetal, disminuye su capacidad de absorción, aumentando el riesgo de inundaciones y reduciendo la disponibilidad de agua potable.
Ciudades y suelos: un equilibrio necesario
La urbanización descontrolada sella el suelo bajo cemento y asfalto, impidiendo su función natural. Incorporar zonas verdes y suelos permeables en las ciudades es clave para reducir el sobrecalentamiento y mejorar la gestión del agua.
El suelo y el vino
La calidad del suelo es determinante en la producción de vino. Su composición, retención de agua y capacidad de drenaje influyen en el sabor y las características del vino. En regiones vinícolas como La Rioja o el Priorat, la conservación del suelo es clave para mantener la excelencia de sus cosechas.
El papel de la agricultura sostenible
Las prácticas agrícolas responsables pueden ayudar a conservar el suelo. Métodos como la rotación de cultivos, el uso de abonos naturales y la agroecología mejoran su fertilidad y evitan la erosión.

Viñedo Milmanda, propiedad de Familia Torres, ubicado en Vimbodí i Poblet (Tarragona)
Cómo podemos proteger el suelo
La reforestación, la reducción del uso de químicos en la agricultura, la conservación de humedales y la educación ambiental son acciones clave para preservar este recurso vital. Proteger el suelo es proteger la vida.
Más acciones para salvar el suelo
El uso de técnicas como el compostaje, la agricultura regenerativa y la cobertura vegetal permanente puede mejorar la calidad del suelo y evitar su degradación. También es clave reducir la sobreexplotación de los suelos y apostar por modelos de producción sostenibles.
Iniciativas y organizaciones que trabajan por el suelo
Gobiernos, ONG y activistas están luchando para proteger este recurso. Organizaciones como la FAO, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y proyectos locales de restauración del suelo trabajan para revertir la degradación y promover prácticas sostenibles.
Una iniciativa en España
En España, la Fundación Global Nature ha desarrollado proyectos de recuperación del suelo en ecosistemas degradados, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y la reforestación en áreas vulnerables. Su trabajo ha permitido mejorar la fertilidad de la tierra y frenar la desertificación en distintas regiones del país.
El papel de cada uno de nosotros
Cada persona puede contribuir a la conservación del suelo con pequeños gestos: elegir productos ecológicos, reducir el desperdicio de alimentos, apoyar la reforestación y difundir la importancia de este recurso. La suma de esfuerzos puede marcar la diferencia.
Como podemos ver, a pesar de la magnitud del problema, existen soluciones. La restauración del suelo es posible a través de prácticas sostenibles como la reforestación, la agricultura regenerativa y la conservación de humedales. Proyectos en España, como los liderados por la Fundación Global Nature, han demostrado que es posible revertir la degradación mediante la recuperación de ecosistemas y la promoción de técnicas agrícolas responsables.
El caso de Vitoria-Gasteiz es un referente en planificación urbana sostenible. Su anillo verde ha mejorado la calidad del suelo, reducido la erosión y aumentado la biodiversidad, demostrando que la acción local puede generar un impacto positivo a gran escala.
Cada persona también puede contribuir a la protección del suelo. Elegir productos ecológicos, reducir el desperdicio de alimentos, apoyar la reforestación y promover modelos de producción sostenibles son acciones que, sumadas, pueden marcar la diferencia.
El suelo es vida, y su conservación es un compromiso ineludible para garantizar el bienestar de las generaciones futuras. Aún estamos a tiempo de revertir el daño y construir un futuro más sostenible para todos.