GARNACHA TINTA & CARIÑENA

Garnacha tinta y cariñena se miran de igual a igual desde su mediterraneidad. Ambas de alma pasional, la primera seduce desde su sensualidad; la segunda, desde su carnalidad.
A modo de breve radiografía en solitario, los vinos elaborados con garnacha tinta exhiben un bello color rojo vida, generosa graduación e intensidad aromática. Es la variedad tinta mediterránea más cultivada en todo el mundo. Los taninos se nos muestran sensuales y grasos, seduciendo en boca desde su calidez y elegancia.

Variedad garncha en la finca El Lloar (Priorat), propiedad de Familia Torres
La variedad cariñena es clásica y tradicional del viñedo mediterráneo. Los vinos con cariñena son robustos, de alta graduación y con una alta pigmentación. Vinos ricos en taninos, que torna el paladar en terciopelo.

Variedad cariñena en la finca El Lloar (Priorat), propiedad de Familia Torres
Juntas potencian sus particularidades. Como la tilde a la palabra. Cultivadas en la misma tierra y bajo el mismo sol.
A modo de puerta de entrada, la cariñena viste al paladar de un abrazo de terciopelo, por donde la característica frutal de la garnacha tinta transita sabiéndose querida. Dejando tras de sí, ese sutil rastro de mineralidad apegada a la tierra. Frescura.
Es en el Priorat donde esta particular unión cobra especial protagonismo y brilla con más intensidad. Donde lo tangible y las esencias devienen en paradigma. Y el paradigma tiene nombre propio, Mas de la Rosa.

Vino Mas de la Rosa, elaborado con las variedades garnacha tinta y cariñena
En el viñedo homónimo convergen en vida, cepas de más de ochenta años de garnacha tinta y cariñena. Una relación afianzada por la cronología en un rinconcito del Priorat donde el mismo tiempo parece detenido. En Mas de la Rosa, el vino, las variedades se expresan desde lo identitario, conservando su expresión varietal más pura.

Cepas en la Finca Mas de la Rosa (DOQ Priorat), en la localidad de Porrera (Cataluña). Propiedad de Familia Torres.
El tesoro natural del Priorat está en sus suelos de pizarra. Abundan las rocas de llicorella en terrenos pobres que ofrecen cualidades especiales para la vid, ya que favorecen el drenaje de las aguas de lluvia que alimentan las raíces de la viña. Las duras condiciones climáticas de la región –seca, de alta insolación y grandes contrastes de temperatura– permiten además obtener cosechas de muy bajo rendimiento, en los que la cariñena y la garnacha tinta exhiben todo su esplendor aromático.
Dieciséis meses en un lecho roble, nos devuelven al tiempo como aliado; acunando, acariciando y perfilando al nuevo vino que será; haciendo de dos almas una sola. Y entonces, el paradigma cobra vida.