ESENCIAL PINOT NOIR

Pinot nero; spätburgunder; blauburgunder… son algunas de las sinonimias por las que se conoce a la dama de las variedades tintas; una suerte de diva que se sabe única y seductora, delicada y expresiva; esencial en el imaginario de los vinos de prestigio. Llamémosla por su nombre más universal: ella es la Pinot noir.
Porque conocerla es amarla, os presentamos las cinco principales características que hacen de la pinot noir un punto y aparte en el jardín ampelográfico de la gran casa que es el mundo del vino:
1. De noble cuna. Hablar de Borgoña es referirse al origen de esta variedad y a los excelsos vinos que con ella se elaboran en la región francesa, donde sigue siendo la eterna “Regina” de la prestigiosa Côte d’Or borgoñesa.
2. La variedad de las mil caras. Debido a su ancestral historia, cuyos ecos se remontan a la Galia Romana, la variedad ha sufrido diferentes mutaciones para adaptarse a tierras tan lejanas entre sí como unidas por la viticultura. Así, Champagne en Francia, Alemania, Austria, Suiza, Italia, España, Oregón, California y Nueva York en Estados Unidos; Chile, Argentina, Sudáfrica o Nueva Zelanda aportan diferentes versiones de una misma variedad que se manifiesta siempre propia y especial.
3. En busca del frío. La variedad prefiere climas de moderados a frescos, en aras de conservar sus características frutales tan distintivas. Quizás por ello, sus bayas, pequeñas y delicadas, se agrupan compactas, apretadas unas a otras, sintiéndose parte cálida de un todo que, como fruta madura, regalará un jugo muy dulce.
4. Los sabores. Si bien la variedad se muestra versátil en función de su origen; los ejemplos paradigmáticos, siempre monovarietales, ofrecen unas distintivas notas de fruta roja encarnadas en cerezas, frambuesas y fresas. Su piel fina nos regala unos taninos suaves y amables, además de una intensidad cromática ligera, alejándose de profundidades propias de otras variedades.
5. Corazón indomable. La pinot suele envejecer de forma poco predecible; haciendo de los esfuerzos en bodega un acto casi heroico para alcanzar las notas vegetales y animales que cargan de matices a la muy presente fruta. Su espíritu joven clama por un consumo dentro del mismo año en el que se adquiera la botella, pero ofreciéndole la oportunidad y el tiempo adecuado, puede regalar un vino adulto y sensual: Cuero, tabaco y fruta cocida de dos rombos, no apta para todos los paladares.
El Vino: Mas Borràs (DO Penedès, Familia Torres)
La apuesta de la Familia Torres por la pinot noir mantiene el estatus de prestigio de los mejores ejemplos varietales.
Ubicada en las zonas más altas del Penedès, la finca homónima de Mas Borras acoge las vides de pinot noir que, sujetas a las oscilaciones térmicas día-noche, maduran de manera óptima.
Mas Borràs viste de color cereza intenso, una profundidad poco usual que nos anuncia la complejidad enológica de un vino maravilloso. Aromas frutales presentes en forma de frambuesa y cerezas en licor, orbitando sobre un fondo de café y moka, goloso y maduro.
En boca se revela casi táctil, aterciopelado, acariciando nuestro paladar y apelando a nuestro parte sensorial más tangible.
De finísima acidez, tanino suave y perfumado, Mas Borràs expresa la elegancia varietal desde un discurso propio y rotundo para recordarnos su origen y concepto original.
Un vino atemporal de tez amable y alma profunda. La excepción monovarietal en un mundo de mezclas, que no necesita de compañía para ofrecer lo mejor de sí.