EL BRINDIS

Sea el brindis, quizás, una de las formas de cortesía, cordialidad y empatía más universales y antiguas de nuestra sociedad. Y es que brindar, esconde tantos significados como personas alcen su copa. Celebración, compromiso, intimidad, vínculo…Humanidad, al fin y al cabo.

Un brindis con vino blanco
Si atendemos al origen etimológico de la palabra “brindis”, no existe consenso claro entre los especialistas; siendo la teoría que apunta al origen germano como la más comúnmente aceptada: del alemán bringen, “ofrecer”.
Lope de Vega, en boca de uno de sus personajes de su obra El Caballero del Sacramento, ya atribuye a los germanos el hecho de brindar:
“Que sólo sé de tudesco -(alemán)-
eso que llaman brindar”
Sea como fuere, el hecho en sí de brindar está presente en la mayoría de las antiguas civilizaciones. Así, los sumerios, tenían ya la costumbre de cerrar tratos y acuerdos solemnes con una gran comida, en la que los comensales bebían de una sola copa, compartiendo también la sal. Amelu sa tabtiya (el hombre de mi sal) hacía referencia al amigo con quien se había compartido la bebida y la sal.
Podríamos incluir en la historia del brindis a la antiga Grècia, dónde se hacían libaciones, que consisten en derramar parte del liquido de la copa sobre el altar o el suelo, mientras se pronuncia una oración. En la Ilíada, poema de Homero, se referencia el acto de “levantar la copa”. Y los antiguos griegos, llamaban filotesia a la ceremonia de beber a la salud unos de otros.
Los romanos, por su parte, se recreaban en diferentes fórmulas de brindis: tibi propino, “te lo ofrezco”; o bien la forma menos protocolaria y más evidente: ¡Bene te! ¡bene me!
Es conocido que los franceses brindan por la salud del comensal, al abrigo de la expresión, Santé. Del mismo modo, la expresión verbalizada del brindis de los británicos, to toast, se explica desde la antigua costumbre de mojar pan tostado en el vino.
En España, el uso de la palabra brindis era de nuevo uso, como importación de alemanes, flamencos, franceses e ingleses; siendo hasta entonces (s.XVII) el vocablo más común el de “hacer convites” o “convidar a beber”. Finalmente, la expresión se afianzó en nuestra lengua, que culminaba con “hacer la razón” como el hecho de corresponder a un brindis.

Desde Familia Torres, transmitimos la pasión por la cultura del vino desde el respeto por la tierra, la tradición y la apuesta por la innovación. De la tierra a la mesa, queremos crear vinos y destilados extraordinarios, con la ambición de promover experiencias memorables en todos los rincones del mundo.
La agudeza de ingenio suele vestir a los brindis, en muchas ocasiones, de humor y comicidad. Como ejemplo, he aquí el brindis de James Walker, uno de los primeros alcaldes de Nueva York, en motivo del segundo aniversario de la muerte del presidente Washington: “En memoria del hombre que supo ser el primero en la guerra, el primero en la paz y el primero en el corazón de sus conciudadanos… Y lo que no comprendo es cómo, gustándole tanto ser el primero en todo, se casó con una viuda.”
Hoy, el brindis como culmen de encuentro, no solo afirma la evolución de los vinos; también se centra en una nueva corriente que valora el consumo en moderación, la autenticidad y la expresión de una tierra, de una región. Y es que el propósito de valorar un buen vino demuestra una sensibilidad que trasladamos también a nuestro modo de relacionarnos con los demás. No es que el vino nos haga mejores personas, pero sí que tiene el poder de reunirnos en torno a una mesa.
Al fin y al cabo, el brindis como cordialidad, respeto, amor, amistad e ingenio representa el vínculo que a todos nos une. El brindis como paradigma de nuestra humanidad.