DENOMINACIÓN DE ORIGEN CALIFICADA

En lo más alto de la pirámide de las denominaciones de origen, la denominación de origen calificada (en adelante DOCa) es un rango muy exclusivo que solo cuenta con dos afiliados: Rioja y Priorat.
Y es que para conseguir esta categorización deben cumplirse unos estrictos requisitos que solo estas dos regiones del vino pueden alcanzar. De entre las condiciones requeridas para pertenecer a la DOCa, destacan las siguientes:
- Han de pasar al menos diez años desde que esa zona haya sido reconocida como DO.
- Todo el vino comercializado debe haber sido embotellado en bodegas adscritas y ubicadas en la zona geográfica determinada a tal efecto.
- Debe contar con un sistema de control.
- Prohíbe la coexistencia en la misma bodega con vinos sin derecho a la DOCa, con la excepción de vinos de pago calificados, ubicados en su territorio.
- Deben de disponer de una delimitación cartográfica (por municipios) de los terrenos aptos para elaborar vinos con derecho de pertenencia a la DOCa.
Rioja y Priorat resultan tan diferentes y cumplen con lo descrito anteriormente, pero el poso histórico, cultural y patrimonial supone un plus para que estas estrellas brillen con luz propia.
Cabe destacar que un vino amparado bajo una DOCa no es necesariamente mejor que otro del mismo estilo perteneciente a cualquier otra denominación de origen (DO), sino que el vino atesora los requisitos anteriormente descritos y que lo certifican como DOCa.
La DOCa Rioja
La Rioja, el sur de Álava y parte de Navarra componen, geográficamente, el hogar de la DOCa Rioja. Un pedacito de cielo en la tierra perfilado de oeste a este por el río Ebro y siete de sus afluentes, que dan forma a valles ideales para el cultivo de la vid.
Los romanos asentados en el alto valle del Ebro propagaron y estimularon el cultivo de variedades viníferas con el fin de dar forma (de viñedos) a su expansión y por derivada, satisfacer su propio consumo. Así, las legiones romanas enseñaron a los pobladores las técnicas de vinificación que practicaban.
En lo geográfico, la DOCa Rioja queda enmarcada en tres zonas, diferenciadas y perfiladas por el paso del Ebro. Río arriba se encuentra la Rioja Alta, donde se concentra un clima septentrional y tierras fértiles para la vid. La Rioja Alavesa es, posiblemente, la más interesante geográficamente hablando, por ser una franjado cota alta y de mayor inclinación, ubicada entre el río y la sierra de Cantabria, cadena montañosa paralela al Ebro que la protege de los fríos vientos del norte y templa la atmósfera. La Rioja Baja es más abierta, seca y propia de cultivos leñosos mediterráneos. (Por Haro, pasa la linea Winkler que separa la climatología septentrional de la mediterránea en este valle).

Atardecer en los viñedos de la DOCa La Rioja, propiedad de Familia Torres.
Como tal, la Denominación de Origen la Rioja se constituyó en 1925, pasando a DO Calificada en 1991.
Sin duda, es la tempranillo el buque insignia de la región. Una variedad que domina las mezclas, en compañía de cepas excelentes para el envejecimiento y la buena crianza: mazuelo (cariñena) y graciano. La garnacha, también está muy extendida, en especial en la Rioja Baja, donde regala tintos excelentes.
Los tintos de la Rioja son finos, elegantes y aterciopelados, limpios y bien aireables en la decantación. La razón reside en la condición edafológica -(ciencia que trata de la naturaleza y condiciones del suelo, en su relación con las plantas)- y climática, que se aleja del extremismo de otras zonas, siendo modulada y moderada. Son vinos caracterizados por esa tenacidad tan delicada, ese color que va del rojo bermellón de los jóvenes, al rojo teja de los grandes reservas, pasando por el rojo rubí de los crianzas.

Vides en otoño, propiedad de Familia Torres, en la DOCa La Rioja.
La Carbonera es el proyecto vitivinícola con el que la Familia Torres afianza su apuesta por la Rioja Alavesa, y más concretamente por Labastida, centrándose en el origen y la tipicidad para elaborar vinos únicos que interpretan el paisaje de esta histórica región.
Las Pisadas, el vino, seduce desde una profunda carga de fruta; limpio, equilibrado y de buena concentración; además de ser poseedor de un tanino elegante y un gran potencial de envejecimiento.

El vino Las Pisadas, propiedad de Familia Torres, elaborado en la DOCa La Rioja.
La DOCa Priorat
El Priorat pasó a ser reconocida como DOCa en el año 2000, pero su arraigo como tierra de vinos hunde sus raíces en la cronología. Y es que el antiguo Priorat Histórico coincida en su delimitación geográfica con el actual territorio que ocupa la DOCa, no es más que la presencia tangible de la huella de un pasado que define hoy, la cultura y el estatus de los vinos de esta comarca de la vieja Tarraconenses romana.
Los monjes de la orden cultivaron las dos variedades por excelencia del Priorat, la garnacha y la cariñena, que siervos, escuderos y caballeros traían en sus alforjas desde Aragón, en forma sarmientos y esquejes para vestir de personalidad la viña.
El Priorat disfruta de un clima mediterráneo pero de influencia continental en su vertiente más occidental. Aquí los inviernos son templados a la luz del día, pero las bajas temperaturas cobran una nueva dimensión por las noches. Por el contrario los veranos son muy cálidos y secos. La ‘marinada’, el viento procedente del mar, sopla fresco y húmedo, atemperando las horas de mayor insolación.

Vides en la DOCa Priorat, propiedad de Familia Torres.
Pero si algo define la personalidad reconocida de los vinos del Priorat es el propio suelo que acuna las vides: la licorella (pizarra).
El estilo de los vinos del Priorat descansa en la firmeza y elegancia de sus tintos: ricos, especiados, de porte y estructura férrea, expresivos y aromáticos en nariz y una graduación que se muestra tersa y aterciopelada en boca.
La Familia Torres es continuadora del legado para con la vid en la zona. Salmos, Perpetual, Secret del Priorat y Mas de la Rosa materializan la voluntad y el compromiso de la familia con la región. Mas de la Rosa busca la singularidad del pequeño viñedo homónimo. El resultado es el vino más exclusivo de la Familia Torres.
Mas de la Rosa es un vino excelso que transmite una extremada finura y un estilo fresco, respetando la esencia frutal, favorecido por la situación de la finca en una zona fría con orientación este, lo que permite que el ciclo de maduración de la uva sea largo y con un ritmo adecuado, ya que durante el verano la viña queda a la sombra a partir de primera hora de la tarde, evitando la insolación directa en los racimos.

El vino Mas de la Rosa, propiedad de Familia Torres, elaborado en la DOCa Priorat.
Las DOCa son un patrimonio a perpetuar y proteger. De nuevo, el vino como ente de cohesión, arraigo, entendimiento y fuente de un modo de entender y vivir la vida.